A sus amigos, a Lilí, hijas y nietos
Así como la vida ofrece por etapas ciertos rasgos que configuran las diferentes épocas históricas, así la sociedad se desarrolla en grupos o conjuntos que reúnen ciertas características y forman como un círculo.
A Tomás Arturo Quintero le correspondió formar parte de una afortunada pléyade de intelectuales alrededor del ambiente universitario más pensante y beligerante en Cali, por la década de los 70. Junto al egregio rector de la Universidad Santiago de Cali, Álvaro Pío Valencia, al filósofo y autodidacta Estanislao Zuleta, a Antonio Sampson, al dramaturgo Enrique Buenaventura, al escritor Fernando Cruz Kronfly, vivió y fue líder en la formación de toda una generación de jóvenes que hoy pueden cotejar la impronta que dejó en ellos su legado.
Fue una época de fragor intelectual y de pugna por emerger triunfante en la confrontación de dos ideologías nacidas de las revoluciones de octubre y de Cuba . Ser joven y ser pensante obligaban a tomar partido frente a la situación de caos y violencia política en el mundo y en Colombia. Tomás Quintero cautivaba con su verbo a estudiantes propios y asistentes cuando llegaba la hora de su cátedra.
Su formación acendrada en los clásicos y en los poetas de la modernidad y su posición frontal en las ideas izquierdizantes delinearon en él un pensamiento denso y vigoroso. Su inclinación por el socialismo, como plataforma a favor de los débiles e inserto en la problemática mundial, lo caracterizó como un adalid entre sus camaradas. Fue su forma de vida y en ello disfrutaba. El concepto de amistad significó para Quintero la más alta cualidad humana. Y la guardó hasta la muerte, por eso la exigía. Así lo canta en Todos temen pronunciar sus nombres :
Caídos
o muertos
nadie lo supo.
No asistirán con nombre propio
para los libros o la historia
ni siquiera para el recuerdo de los camaradas
que sintieron su sudor al lado de ellos
ni siquiera para sus amigos
más íntimos
que ahora temen pronunciar
…
De estatura media, de aspecto juvenil con sus negro cabello al aire, con mochila y sandalias, rostro sereno, de brazos fuertes y velludos, con un cigarro en la boca y su palabra fácil, es la figura que guardan en su retina quienes compartieron con él sus escenarios : Ya como estudiante, ya como maestro de literatura, su especialidad, en la Universidad Santiago de Cali -en donde trabajó siete años y despuntó su fama- o como profesor de letras en la Universidad del Valle, en donde apenas estuvo dos años.
Sus estudiantes lo recuerdan con admiración por el bagaje de conocimientos literarios y por la vocación poética y política de que hacía gala sin esfuerzo. Era el maestro nato, de boca de oro, que todo estudiante quisiera haber tenido. Sus amigos de bohemia culta Ernesto Viera, Aníbal Arias, Julio Arenas, Adolfo Giraldo, Servio Figueroa y William Hinestroza, no daban descanso los sábados y domingos en La Habana Club al vino y a la poesía entre la risa, la música antillana y la voz de la inefable Piaff. Así quedó registrada esta imagen en el poema ¿Dónde están?
Dónde está la figura del último de los amigos?
dónde?
Dónde el seno mórbido que acarició mi mano
y aquellas manos que me dieron a beber
el amor y el vino?
¿Dónde la plaza solitaria
y el viejo organillero de pájaros azules
que me pronosticó amor y vida?
Ah! Pero quedan aún las calles
y mis viejos zapatos
y la mesa en aquel rincón
del bar,
y mi cigarro.
Su aparición en el escenario de la vida fue efímera, pero la huella que dejó es honda y dorada. Su muerte, como la de Silva e Isaías Gamboa, ocurrió de manera intempestiva y temprana. Infortunio lo robó a la poesía y a la vida. El 3 de junio de 1978, a los 33 años, las aguas de un río en Zabaletas, al sur del sur(1) cerca de Buenaventura, la negra, lo arrebataron cuando su corazón falló al tratar de salvar otra vida. Su amigo Arturo García lo recogió desnudo, -como él lo había soñado- y como se hace con los héroes. Inerte, lo sentó en el asiento trasero de su Renault azul y se acordó de la gesta española : lo cubrió con una sábana y lo llevó al centro de la ciudad como lo habían hecho los vasallos del Señor amado. En esos momentos Tomás era su Cid, en su Babieca azul, en el supremo triunfo. Lo presentía, de seguro, el poeta en su último escrito :
…
Alma mía
cuando muramos
que al menos sea desnudos
para poder cantar
con los niños negros
las verdades de la aurora.
A nosotros ha llegado su palabra. Hasta después de su muerte su forma de expresarse causó polémica. Sus poemas recogidos en el libro Venid a buscar conmigo la Muerte o la Libertad (2) no fueron del agrado de sus amigos.(3) Tampoco se salva de la diatriba el libro editado por su propia universidad, prologado por Vásquez Zawadski. De todas maneras sus poemas son una invitación a entrar en ese mundo interior que tejió con pasión, casi con rabia, pero del cual se desprende un perfume que huele a solidaridad y a ser humano.
Nació en el barrio San Nicolás, que se identifica en su ciudad como el más proletario y representativo de sus orígenes, “que se deshizo poco a poco/ como una nube blanca/ o como el humo”. Allí recogió sus sonidos, personajes, lugares y dibujó para siempre el imaginario cultural que se trasluciría en su talante y en su talento. Su poema Mi Barrio lo evoca :
Mi barrio
un día estuvo hecho
de carambolas y de sábados
de domingos de matinées con dulces y muchachas
de partidas de fútbol en las calles
…
Estuvo hecho de peleas
de cortada en los brazos
de cigarrillos perseguidos
por el policía de la esquina
de maricas adultos
de enormes prostitutas
de curas
de amaneceres colmados de beatas
…
La poesía de Tomás Quintero tiene el sabor inmediato a humanidad. No es abstrusa ni pretende ser intelectualista. Los temas que aborda son cercanos a la vida, al hombre, al amigo, al perseguido, al desarraigado. Por eso la tristeza que se adivina en sus versos. Palabras como olvido, sombras, ausencia, silencio, lejanía, nostalgia, cansancio entremezclan con frecuencia su pensamiento. Era un ciudadano del mundo, del que escribió sin haberlo recorrido y del que se despidió después de conocerlo entero, porque penetró hasta su dolor y lo quiso libre.
Cantó a Vallejo, a Víctor Jara, lo mismo que a Lázaro o a Cavafis, a Julio Roberto o al viejo bolchevique, a la putita de barriada o al amigo, al perro o a su padre. Muchos inviernos después de muerto, hoy lo recordamos en Plenilunio y en los ingratos límites del verso :
…
Tu silueta alejándose
en la tarde sin luz de algún febrero
tu rostro ya difuso en la penumbra
el deshabitado silencio de mi cuarto
y la placidez del vino, de este vino
que poco a poco me ausenta de tu canto.
Referencias :
Se tuvieron en cuenta aportes de su esposa Lilí, de los poetas Gloria María Medina y Aníbal Arias, los abogados Arturo García y Jaime Polanco y de Olegario Lotero, del INEM, quienes disfrutaron de su presencia.
Las palabras en letra cursiva indican que son autoría de Tomás Quintero o del autor citado en la referencia respectiva.
(1) ALVARADO, Harold. A la memoria de Tomás Quintero. En Semanario cultural. Revista de EL PUEBLO No. 135. 24 de diciembre de 1978. Pág. 5
(2) QUINTERO, Tomás. Venid a buscar conmigo la Muerte o la Libertad. 1ª ed. Introducción de Álvaro Escobar Navia. Cali : Departamento de Letras, Universidad del Valle. Sept. 1978. 220 p.
(3) VALVERDE, Humberto. Sobre el libro de un amigo. En Semanario cultural. Revista de EL PUEBLO No. 135. Cali : 24 de diciembre de 1978. Pág. 3.
LOZANO, Orietta y ZIBARA, Antonio. Poesía del Silencio. Antología. Tomás Quintero. Cali : Biblioteca del Centenario-Secretaría de Cultura y Turismo de Cali. 19… Págs. 11-17
GAMBOA, Octavio. Poesía del Valle del Cauca. Tomás Quintero. Prólogo y selección de textos de Octavio Gamboa. Cali : Editorial Pacífico. 1986. Págs. 189-196
ALCALDÍA DE CALI. Trabajos poéticos. Selección y prólogo de Carlos Vásquez Z. Cali: 1981.
QUINTERO, Tomás. Poemas de la ausencia y otros textos. Cali : Centro editorial Facultad de Humanidades Univalle. Marzo 1993.
HOMENAJE A POETAS PLENILUNADOS 2006
Plenilunio presenta en esta Revista Especial de fin de año, a algunos de los poetas que leyeron en alguno de sus eventos o publicaron en estas páginas. Es para su Consejo de Redacción un honor contar con la calidad de sus autores.
GLORIA MARÍA MEDINA JIMÉNEZ
Gloria María Medina, con quien iniciamos esta serie de mini-reseñas opusbiográficas, es poeta hecha palabra y voz. Caleña de nacimiento -1950- es una hija auténtica de las monjas pues desde que realizó sus estudios de primaria en el Colegio de la Sagrada Familia en El Peñón no se ha separado de su lado. Se graduó en 1974 en la Universidad Santiago de Cali como Licenciada en Literatura e Idiomas y luego en la Universidad Libre, como abogada en 1989. Es la voz que la representa en todos sus actos oficiales. Allí ganó su primer premio con la Carta más bella de amor en 1992 que la hizo merecedora a ser la Directora del Taller de Poesía.
En 1994 asistió al Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas de Roldanillo, Valle, que la ha distinguido con tres menciones de honor y el Primer Premio Nacional sin edición en 2003 por su libro Los Niños del Miedo. En Octubre pasado en Jamundí, Valle, el Encuentro regional de Poesía le otorgó el Primer premio por cinco poemas sobre el tema María, mujer de tierra.
Hace parte del Consejo de Redacción de Plenilunio, es su presentadora oficial y maestra de ceremonias en los eventos mensuales. Ha leído y publicado en las Revistas 7 a 10 de 2006 poemas de sus libros anteriores. En el libro inédito Retazos de Familia, Berta, la Maminka, un intento de retrato a su madre :
Soy una mujer que ha bebido
en el pozo de la sabiduría
no quiero pronunciar una palabra
si antes no se convierte en cofre
que guarda una verdad probada.
…
Sus últimos poemas están hechos a talla de cincel y martillo, como lo hacen los maestros escultores. Gloria María se erige como una voz feminista actual con la fuerza de una autenticidad sin estridencias. Así lo expresa en Llamada desde el laberinto No. 3 :
…
Él avanza en contra de todas las espadas
…
Desnudo deja su ropaje
se baña en mi laguna, para que
su espíritu se apodere de mi casa.
En el fondo de su sangre
conozco mi destino
y me encadeno a su cuello.
MARÍATERESA RAMÍREZ NIEVA
La poeta y declamadora María Teresa Ramírez hizo una apoteósica presentación
el sábado 4 de noviembre pasado en el evento mensual del Grupo de Poesía y
Arte Plenilunio con varios poemas suyos. Fueron coronados con una ovación que
por primera vez se oía en sus recitales. Para este Grupo es un honor contar hoy
en las páginas con poemas inéditos de su producción.
Nacida en 1944 en Corinto, Cauca, es una tromba negra de la poesía. Orgullosa
de su color y alegre como los tambores, los cununos y la marimba de la costa
pacífica, se constituye en una garganta que clama por la raza y la nacionalidad.
Rebosa energía y la contagia en sus recitales. En los Encuentros de Mujeres
poetas colombianas de Roldanillo, es siempre invitada para encender la fiesta en
la rotonda del Museo Rayo.
Licenciada en Historia y Filosofía de la Universidad del Valle, ha dedicado su vida
a la investigación de temas de la africanidad. Asidua lectora y, al lado de Diego
Álvarez o Sabas Mandinga, aprendió a amar la jitanjáfora y el ritmo del son en la
poesía negra de los clásicos caribeños Guillén, Palés Matos y los colombianos
Artel, Obeso y Martán Góngora. Es ella heredera de pura sangre, del lamento y el
vaivén de las cadenas y de las caderas que trajeron los primeros africanos a
nuestro continente. Así lo expresa en Qué bellos los negros somos :
…
Bellos, alegres y tristes, somos los negros ¡Sí, señor!
¡Mezclamos risas y llantos en el ¡Tam Tam! de un tambor.
El sol nos prestó su capa, la noche nos dio color,
¡qué hermosos los negros somos, qué bello es nuestro color!
EDUARDO LUNA
Eduardo nació con la Luna en su ser en Palmira, Valle, en 1962. Sus padres son Julio, ya fallecido y su madre Alba Lucía. Tiene un hermano : Juan Carlos. Estudió Licenciatura de Historia en la Universidad del Valle y se graduó en 1990. Desde muy joven se encontró con la poesía y se acercó a ella en la lectura y la escritura. Bebió su néctar y fue nutriendo su interior con los grandes maestros. Asistió con temor y respeto a recitales y conferencias para comprender que la poesía es un arte difícil. Hoy, cuando se presenta en público, quien lo escucha piensa que Eduardo Luna escribe con facilidad. Detrás de su idea y sus imágenes hay profundidad y peso. Hay misterio, novedad y contacto con la vida, y un poeta que va delineándose con fuerza.
Ha publicado en la Revista Plenilunio No. 8 los poemas : Esa guitarra, En sueños he cruzado una calle, Para el Camino, Era y Tú. Los sueños son una imagen que salta y canta en sus versos :
…
Esa guitarra sonó en el alma
de un sueño de amor
que nunca quiso despertar. …
…sueño atado a su sonrisa
mientras me llevas de tu mano.
…
Era lo infinito de un sueño,
era la belleza de lo imposible
era una tierna tentación.
…
No.
No podía haber nada entre nosotros.
Su alma era de nieve y yo, era un sol.
DIANA VALENCIA
Esta joven soñadora nació en la muy noble ciudad de Popayán, Cauca, en 1979. Ejerce el don de la palabra literaria desde los siete años de edad. El primer borrador de lo que pudo ser su primer libro, fue defenestrado a la basura del mundo por su hermano. Terminó sus estudios de bachillerato en el Gimnasio Los Farallones en 1995. Se graduó en Comercio Internacional en la Universidad Cooperativa de Colombia en 2002.
Para no sepultarse entre el capitalismo salvaje y el consumismo, dedica su pensamiento y su tiempo libre a las letras y al humanismo.
Ha leído y publicado sus versos con el Grupo de Poesía y Arte Plenilunio varias veces. En la Revista No. 8 aparecen los poemas : Lo que yo veo, Mundo erótico , Desafinado, Mi poema que pueden recoger el estilo de esta poeta payanesa. Se burla de los falsos amores en el primero de ellos :
…
Veo un cielo
con millones de amaneceres
que penetran otros sueños
Y veo al que ayer
me abandonó.
Lo veo.
Definitivamente,
inevitablemente
es ciego.
Y en el segundo, un inexistente, pero sensual erotismo aparece como en muchos de sus poemas :
Tu cintura
alcanza la velocidad máxima
en mi cuerpo.
Hace que la seducción
dispare nuestras mentes
hacia otro mundo.
…
Otro mundo, sí…
Un mundo erótico
donde tu cintura es la entrada,
pero aún no encuentro la salida.
En el tercero, sigue con el mismo tema del primero :
…
Nuestro amor está fuera de tono…
El bajo se apagó
y el círculo simple del sol
se complicó.
Nuestro amor está fuera de tono…
y no quiero entonación.
MARÍA DEL MAR MOSQUERA
Aunque tiene cara de niña ya es toda una mujer poeta. Nació en Cali, el 2 de diciembre de 1988. Desde muy temprana edad estuvo regida por los colores del arte, pero al inicio de su bachillerato en el Liceo Benalcázar de Cali una maestra poeta descubrió en ella el don que los dioses del Olimpo conceden a sus elegidos. Gloria María Medina regó esa flor de la poesía y hoy al filo de sus 17 años ya produce frutos de sabor a lágrimas y nubes.
Se inició con unos versos para hacer su autorretrato, pero hoy María del Mar titila con luz propia en los cielos y sus labios destilan lluvia, mar, sol y aurora. Publicó en la Revista Plenilunio No. 7 y leyó para asombro de los asistentes en el preámbulo del XVI Festival Internacional de Poesía de Cali.
De los cinco poemas publicados, dicen lo que ella es : sorpresa, frescura, seguridad. Con Yo, Marchitar, Guardián del sol debutó en sociedad para hacerse conocer. Un fragmento de su Yo :
Cada vez que quiero llover
Muero.
Las gotas se van.
Tienen motivo.
…
Algo es cierto :
Sin ellas
no sería lo que soy :
Una lágrima.
Su mundo de hadas y el ambiente de las sombras se refleja en Damisela de la noche y Mi Pequeña oriental :
Dama del océano,
cristal de mi esencia,
reflejo de la luz,
origen del fuego,
Llueve tus caminos
de granizo y nieve
…
Su mirada de niño humano
trasmite la inocencia de su mundo y…
…
Como flor de mar
recorre su vida
junto a su Ceiba de paz.
LUIS ESTEBAN PATIÑO CRUZ
Luis Patiño nació en Trujillo, Valle, en 1945 “cuando los tambores de los ejércitos tocaban el final de la guerra”. La violencia lo obligó a abandonar su terruño, y su adolescencia estuvo marcada por el autoexilio a Europa, lejos de su familia de ocho hermanos. Su hijo adoptivo también fue sacrificado por el monstruo de la violencia del país. Ya en su edad madura empezó su labor literaria y la poesía ha sido su razón de vivir. Hoy, después de 32 años de matrimonio, vive con su esposa y con sus versos.
Su poesía es vivencial. Es testimonio de su día y día, retrato de la dura realidad. En Odisea inconclusa resume su existencia :
…
Vengo de mi peregrinar
cansado,
cansado y expectante
a suplicarte
me concedas tu espada justiciera
…
para lograr de mi país
la primavera.
Luis Patiño publicó en las cuatro revistas Plenilunio del año 2006. Sus títulos dicen de sus anhelos, su lucha interior, su dolor ancestral. Canto a un amigo que jamás vi, Estación, Novios, Ciudadano ejemplar, El perro del capataz, Seguridad, Pescador, Joven con tu siglo, Mis manos, Amanecer, Una luz que resuena, Invasora, Pies de ternura. También le queda espacio para el humor en Invasora, No son celos, La lluvia, Por mi culpa, Mujer sonriendo o Hastío :
Una hilacha del corazón
se arranca.
Sonriendo partes.
Miras cómo las lágrimas
desde mis ojos
intentan,
cobardes,
retenerte.
MILTON FABIÁN SOLANO ZAMUDIO
Fundador y Director del Grupo de Poesía y Arte Plenilunio, Milton Fabián Solano, se dibuja como figura promisoria de la poesía del Valle del Cauca. Autor con cuatro libros publicados, melómano por herencia paterna, tiene el sol en su frente y la Luna por hija. A su corta edad de 27 años que cumplirá el próximo 25, posee una trayectoria difícil de emular en estos tiempos de recesión social.
Psicólogo de la Universidad Cooperativa y asesor de varias entidades, endulza su trabajo con bocanadas de poesía. Su trabajo poético es extenso y el oficio cada vez lo va acercando a la cima en donde habita el supremo numen. Su último libro Liansirú confirma la versatilidad y facilidad que ostenta para crear palabras e imágenes nuevas.
Este año ha publicado en las Revistas 7, 9 y 10 de Plenilunio. Paradojanza, Sordera de negación, Senti-dos, Queja-risa, Lunabril, Escrito con vino tinto, Encinta son los títulos de algunos de sus poemas. En Selenescencia su obsesivo amor por la luna se descubre:
…
Busco entre los rostros.
No te hallo.
Había olvidado
que subiste a la noche
para darle nombre al encanto suspendido
de una idílica piedra.
…
En Por Roldanillo, mientras escuchaba la poesía en el Encuentro de Mujeres colombianas, su inconsciente lo remite a las alegorías profundas y su alma de poeta les da forma de palabras :
…
Te busqué,
desnuda te transformaste
y diste a tu piel el seudónimo
de Magdalena
para dejar sangre en mi alma.
YOLANDA DELGADO DE TENORIO
Yolanda de Tenorio nació en Restrepo, Valle, el 15 de marzo de 1945. La violencia
que hacía estragos en la región, hizo trasladar su familia a Palmira en donde
residió hasta los 15 años. Allí realizó estudios de Comercio que le permitieron
trabajar luego como secretaria.
Se casó con José David Tenorio y de esta unión quedan dos hijos : Luis Felipe,
comunicador social y Marcela, Neuropsicóloga.
En 1997, después de 40 años de oscurantismo, - como ella califica su vida
escondida, dedicada a tener hijos, criarlos y acompañarlos -, terminó estudios de
bachillerato y se empeñó en matricularse en la Escuela de Literatura de la
Universidad del Valle. Allí obtuvo su título de Licenciada en el año de 2004.
Presentó como tesis de grado la novela de corte feminista, dirigida por la escritora
Carmiña Navia Sería capaz de matarte, aún inédita.
Asiste al Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas de Roldanillo, Valle, en 2005.
Ha frecuentado talleres con William Ospina, Omar Ortiz y Henry Posada. Escribe
poemas de temas que cortan vidas y venas. De ¿?
¿Y el amor?
¿qué es eso tan amorfo, tan sutil,
tan doloroso e invisible?
¿Por qué hiere como cuchillo?
¿Por qué crece más allá del fuego,
más allá de las manos?
¿Por qué lastima?
¿Por qué olvida?
Leyó por primera vez sus versos en un recital del Grupo de Poesía y Arte Plenilunio que le ha publicado en la revista No. 10 sus poemas: Palabras vacuas, El último amor, ¿Quién soy?. De No, no, eterna, no :
…
Yo prefiero extinguirme
como el fuego
y ser ceniza,
ser como una brizna destructible,
pasar como el tiempo.
Sin dejar ni música, ni recuerdos
ni lágrimas. Silencio.
Que no me preceda nada
ni la sangre en el hijo
ni la herencia, ni el gesto.
GLORIA CEPEDA VARGAS,
colombianista, pensadora y poeta
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Gloria Cepeda Vargas es una mujer de fibra gruesa. Parece nacida en la sierra o en la mitad de una guerra. Y por sus venas corre caliente sin pausa la poesía. Tiene en su frente el sello de la palabra, dura, como hierro candente sobre la injusticia. Ese fue el bautismo que desde el vientre materno la consagró.
Nadie hubiera barruntado que en aquella chicuela, un tanto escuálida y morena, había un manantial de donde la poesía brotara espontánea y sin esfuerzo. Ella confiesa sin vanidad que siempre ha pensado y escrito en verso. A los tres años su madre Mina, fotógrafa, autónoma e impaciente, la veía correr por la casa con su naricita afilada y sus pómulos prominentes repitiendo unos versos que nadie le enseñó. Se los dedicó a su padre a quien su madre llamaba gato marrullero porque todas las noches salía a jugar billar en la vecindad:
Este es un gato que estaba
de cocinero en un billar
y decía manzanilla, manzanilla
y no lo podían olvidar.
Gloria María Cepeda nació en Cali el 16 de mayo de un año que ella ha colgado del brazo del olvido. Después de peregrinar por Armenia y Buenaventura, en donde su madre la confinó de cuatro años al kinder de Estercita Patarroyo, porque era una niña insufrible, peleona y desobediente hasta más no poder, de siete años, llegó a vivir a Popayán, ciudad a la que ha quedado unida como a cordón umbilical. Allí entró al colegio-convento de las salesianas a estudiar. Comió deliciosas galletas, pero nunca pudo digerir a la santísima Trinidad.
A los 13 años, recuerda, se escapaba de las clases pues los versos le brotaban a borbotones y el río de palabras no se aguantaba en su garganta y tenía que ir a casa a escribirlos. A los l8 años, después de cursar cuarto de bachillerato interna en el colegio-fortín de monjas en Silvia, Cauca, como cualquier insensata que se respete, se casó con el venezolano Francisco Cabrera quien se la llevó para Caracas. Venezuela, es su otro amor del que no se separará ya nunca. Gloria tomó para sí los versos de Billo Frómeta, en Mediodía en Caracas : “Para cantarte a ti puse al arpa/todas las cuerdas de oro…”. Allí en cinco años, tuvo cuatro hijos entre carros desbocados, teteros, pañales, y madrugadas que peleaban con su adolescente corazón. Después de 30 años de casada, se divorció de aquel hombre que la vigiló sin tregua durante más de 25 años. Lo recuerda hoy en el poema ¿Fue? de Caracas en el viento, uno de sus tres libros inéditos :
¿Fue eso morir?
Los días sin cabeza
mi frente de veinte años
surcada por un río de ceniza.
Un perro de mil ojos
vigilaba
libros que me querían
sin poder confesarlo
un siglo o un minuto
verdugos de mi flor.
¿Fue eso vivir?
¿En qué rincón de aquella
casa ciega
te quedaste
muchacha?
Así como Gloria Cepeda se declara caminadora irredenta de una ciudad –su amada Caracas- que no le ocultó sus secretos, también se reconoce (1) hija de La Poesía, esa palabra omnipotente y firme, que a pesar de los años y los ríos crecidos, me nace y puebla, más implacable cada día :
Ábreme tus brazos, Poesía
y deja que tus aguas me calcinen.
…En tus aguas ilímites
como una flor de espuma
viaja mi alma.
Así, entre el trasegar, la independencia, la intemperie de su suerte y la dulce compañía de la escritura ha vivido esta mujer fuerte como un batallón de palabras.
Murieron de viejos y de tradiciones sus padres y murió bajo la boca de un fusil artero su hermano Manuel en 1994. La lejanía de sus hijos, la ausencia del país que la adoptó en su seno y el dolor por la muerte injusta de su hermano la acompañan en la esquina de la calle 17 en Popayán desde hace 11 años que volvió a Colombia.
Quien conoce a Gloria Cepeda ve en ella la estampa de la mujer enhiesta, sin rebozo, con palabras por riqueza, amistad por don y tristeza por la patria. Si en ella hay memoria es para recitar sin pestañeo versos y párrafos o capítulos enteros de su autoría o de los maestros del idioma. Si en ella hay memoria es para acordarse de la justicia que se quedó en los libros, en los héroes y en la historia, pero que abortó en Colombia.
De cara recia y ademanes resueltos, Gloria deja entrever el carácter indómito de una mujer de fácil conversación, cristalina en el manejo del idioma y poseedora de una escritura que atraviesa los recovecos del laberinto de la realidad y la fantasía.
Gloria María Cepeda tiene dimensión continental. Su pluma ha extendido su tinta y sus colores por toda América y también Europa ha sentido su carne herida a través del Internet.
Su obra es extensa, pues su vocación de escritora es tan ancha que rebasa su faceta de poeta y su pluma prolífica ha llenado espacios en periódicos escritos y virtuales. Autora de ocho libros de poemas y de cientos de artículos sobre temas literarios, sociológicos y políticos, es reconocida por su estilo directo y punzante. Pertenece al Círculo de Escritores de Venezuela en donde inició el ejercicio público de las letras. Hoy, en Popayán, ciudad que la considera su hija adoptiva, la Cámara de Comercio le acaba de honrar con el título de Personaje Cultural del año 2006. Sin embargo, ni su tierra natal ni Colombia le han reconocido su tenaz capacidad y el aporte a la vida de la palabra castellana por más de 50 años.
Escribió su primer libro de poemas en 1954, Bajo la estrella. Sus versos son fáciles dedicados a sus padres y a su esposo. Tienen una clara influencia modernista, aunque también deja ver su gusto por el clásico soneto. Sentimientos de joven, encontrados y confusos se entreveran por doquier. La tristeza, los recuerdos, las promesas, el escape de la realidad son temas recurrentes. Como en Confesión (3):
A ti te debo esta alta melodía,
…
y te debo también esta tristeza
infinita y lejana, que me empieza
cuando muere la tarde entre mis manos.
O en Azul :
…
Azul la inmensidad ultramarina
y azul mi corazón en este vuelo
de gaviotas… azul como el desvelo
el azul horizonte que se inclina
a besar el oleaje, en una fina
explosión de zafiros…ritornello
de recuerdos azules como el agua…
o en Todo lo fuiste para mí :
…
Al conocerte, mi alma soñadora
-nave sin capitán ni timonel-
sintió el deslumbramiento
de quien ve el mar por la primera vez.
…
Pensar que fuiste tanto…,
pero tanto en mi vida…
adoración… dolor
… ¿qué no te di?
y hoy, ni siquiera nube,
… solamente un recuerdo.
Su segundo libro Poemas de los hijos -1960- parece que fuera un sucedáneo para la soledad que ya la embargaba. Es testimonio de la solicitud y entrega a cada uno de los hijos que apenas iniciaban la vida. Registra hechos como la enfermedad, los juegos y las rondas, el estudio, su vestido, los primeros pasos, la inquietud por su futuro. Libros, Ronda, Sueño, Zapatitos negros, Enferma, Tengo cuatro soles, El castillo de arena son algunos títulos. Encuentra, sin embargo, espacio para contar su inconformidad en Esta noche…(4) :
Esta noche se tiende bajo el cielo
como una mujer pálida
llena de lejanías y recuerdos
y de impalpables lágrimas.
…
Noche para creer en la mentira,
maravillosa y blanca,
erguida sobre globos de colores
de regalo de pascua.
El dolor por el asesinato político de su hermano le compele a escribir Carta a Manuel, -1994- una serie de 14 elegías en las que se vierte en canto maduro a su alma gemela muerta. Hora de cantar expresa su impotencia y aviva la esperanza :
Es hora de cantar
ya hemos llorado
tanto que un largo río
espejea a lo lejos.
Es el tiempo
de cantar a tu cielo de turpiales
a tus pies caminantes
a tu empeño
sembrador
a tu diálogo
sostenido en cuclillas
con las hormigas y las mariposas.
Voy a traer la caja de Pandora
y a abrirla nuevamente
para que salga a recorrer el mundo
tu esperanza de botas incansables.
En 1995 Gloria se hace merecedora del Premio de Poesía Jorge Isaacs de la Gobernación del Valle del Cauca con su libro Cantos de agua y viento. Este libro contiene 39 poemas de alto vuelo lírico en el que se destacan Mea culpa, Canción por el invierno, Monólogo, Noche porque en ellos deja ver su ser de mujer completo. La poeta tiene un sello único con el que rubrica su producción. Es un lenguaje del más refinado crisol castellano y sus imágenes permiten viajar con ella y degustar las alturas del Olimpo.
Quien entre a leer su libro En Colombia y Ahora -2003- tendrá una sensación sobrecogedora: puede parecerle que ha ingresado a un santuario de tristeza y desolación. Ángeles con alas sangrientas ofician y en el coro una sinfonía de dolor y espanto es interpretada por ruiseñores con gargantas roncas. Aquí la poeta rinde homenaje a Colombia y en 39 poemas escribe la última parte de la historia de esta patria, que lacera el alma a Gloria y le hace cantar despavorida, como en Huérfanos:
…
Crujió la tierra
se cerró el camino
el rancho destruido
quedó como una herida bajo el sol.
Lo que duele es el ángel perseguido
ese colombianito
que demasiado pronto
empezó a caminar.
Gloria Cepeda tiene guardados en un cuartito fresco tres libros inéditos. Uno escrito al más romántico de los caballeros: don Alonso Quijano, De la vida y del sueño, en doce sonetos maestros de castizo sabor y lenguaje, que nos remiten a Calderón de la Barca y a Quevedo. Otro, de tono sublime, 32 cantos, en el que parece redactar el inventario de sus recuerdos: Canciones de la noche, la confidente de sus sueños. Y el tercero está escrito con su pluma en el papel y su corazón en Venezuela : Caracas en el viento, en el que se deleita recreando, en el más puro lirismo, los 40 años que allí pasó. Aquí, del poema Cuando vuelva :
Cuando vuelva a Caracas
…
Los árboles
una vez más me entregarán la luna
me beberé de un trago lo que queda
y rastrearé la juventud en fuga
sobre los techos de la madrugada.
…
Contigo fui cantando
hasta el crepúsculo
fue andar sola
sin cortarle las alas
a mis alas.
Así será otra vez
cuando regrese
a tocar a tu ventana.
PLENILUNIO termina este homenaje escrito a una de las grandes poetas de Colombia quien sólo conoce la vía que la conduce a Roldanillo cada año, en donde la acoge su casa que la ha adoptado como Almadre –gran madre y maestra- en el Encuentro de Poetas Colombianas y que escogió a Popayán por refugio y vive allí en el anonimato, condición que sólo soportan los seres con destinos inmortales.
NO SÉ
¿Quién soy, de dónde provengo
y por qué me seduce la fiebre estética
con sus aventuras e interrogaciones?
Jean Aristeguieta
No preguntes ahora
corazón que navegas
bajo esta piel quizá
cansada de asomarse al mismo río.
Tampoco sé de dónde
llega el rumor que gira
como si fuera viento
de días sumergidos.
No sé de dónde vengo
sólo que reconozco
el imán de los astros
Sólo que escucho viejas letanías
y recorro incorpórea
una aldea que calla para siempre.
No me preguntes lo que tú tal vez
sabes mejor que yo.
Tu vela no conoce
la voraz amapola de la sangre
tus caballos indómitos
se pierden a lo lejos
con la luna en el anca.
Todo lo vives. El conocimiento
de la vasija cósmica
se te entregó en santuarios olvidados.
A tu lado soy eco
deslucida sonámbula
arena que llegó
a integrarse a estas playas
y que ahora transita
cada día más lejos de la muerte
más cerca de la vida.
Gloria Cepeda Vargas
En: Cantos de Agua y Viento. 1995. Premio de Poesía Jorge Isaacs.
Nota: La cursiva indica que el texto fue tomado literalmente de la autobiografía de la homenajeada.
Bibliografía tenida en las manos y leída en su totalidad :
(1) CEPEDA VARGAS, Gloria María. Notas autobiográficas. 2 p.
CEPEDA VARGAS, Gloria. Por Maruja Vieira. Notas biográficas.
(2) CEPEDA VARGAS, Gloria. Poemas del exilio. Prólogo de Águeda Pizarro. Roldanillo : Ediciones Embalaje, Mueso Rayo. 1999. 38 p.
(3) CEPEDA, de CABRERA, Gloria. Bajo la Estrella. Prólogo de José Ignacio Bustamante. Ilustraciones de Manuel Cepeda. Popayán : Editorial Universidad del Cauca. Primer volumen de la Biblioteca de Autores Caucanos. 1954. 58 p.
(4) CEPEDA de CABRERA, Gloria M. Poemas de los hijos. Popayán. Talleres editoriales del Departamento del Cauca. 1960. 56 p.
(5) CEPEDA VARGAS, Gloria. Carta a Manuel. Popayán : Andina Multimedios. 1996. Tiene una nota : escrito después de la desaparición de su hermano Manuel el 9 de agosto de 1994. 46 p.
(6) CEPEDA VARGAS, Gloria. Cantos de agua y viento. Cali : Gobernación del Valle del Cauca. Gerencia para el Desarrollo Cultural. Premios Jorge Isaacs. 1996. 60 p.
(7) CEPEDA VARGAS, Gloria. En Colombia y ahora. Bogotá : Apidama Ediciones. 2003, 62 p.
CEPEDA VARGAS, Gloria. Inéditos.
CEPEDA VARGAS, Gloria. Caracas en el viento. Libro inédito. 30 poemas. 27 p.
CEPEDA VARGAS, Gloria. Canciones de la noche. Libro inédito. 32 cantos. 17 p.
CEPEDA VARGAS, Gloria. De la vida y el sueño. Libro inédito. 12 sonetos. 6 p.
MARGARITA LÓPEZ DÍAZ,
JAGUARA, MAGA Y POETA