miércoles, febrero 06, 2008

LA MARCHA DEL LUNES 4 DE FEBRERO

A LAVAR LA ROPA BLANCA QUE ESTÁ SUCIA

Por Leopoldo de Quevedo y Monroy


Salí muy de mañana a caminar mis odios y mis rabietas, mis dioses y diablitos, mis prejuicios e ídolos caídos. He salido de la casa que está con sangre pintada y en cada esquina me miran los fantasmas enemigos. Claro que me conviene salir del encierro en que me encuentro. En el antejardín hay estacas enterradas por flores y por los corredores corren jabalíes, lobos y camaleones, sapos y culebras. Mi corazón tiene una venda en los ojos y los oídos están sordos a las notas discordantes. No les hablo de los pulmones porque su aire está enrarecido.

Antes de salir a marchar lavé todas mis prendas, mucho más la ropa blanca porque toda estaba muy sucia. El trajín de todos los días me ha impedido darme cuenta que ando con los mismos vestidos y que asusto por los hedores. Quiero apagar la radio y taparme los oídos para alejar tanta basura al aire de guerras amigas y mentiras. Por un día no veré la tele salpicada de metralla, de caras rosa y promesas de ministros. Quiero volver a respirar el aire limpio que me renueve los pulmones y empezar un nuevo día el martes por la mañana.

Estoy atolondrado de ver que los equipos, sin nombre, cubren su pecho por las calles con camisetas blancas manchadas con un CONTRA, con la mirada turbia y el paso decidido. Ya no hay la alegría que grite por la boca sino que la rabia ha cambiado la V de la victoria por el dedo acusador. No salen los “protagonistas de la paz” a dar la mano, con la rama de de olivo, sino con la injuria y el rechazo a voz en cuello. En vez de negociar se enciende el odio porque las camisetas blancas son piel de oveja y por debajo la sangre hierve de rencor.

Nada se parece a la alegría en la cara y el ademán de reconciliación que dieron Consuelo González y Clara Rojas el día de su regreso del secuestro. Muchos se escandalizaron porque ellas se despidieron con un beso y un “hasta luego” de sus captores. ¿Hubieran preferido, a cambio. una bofetada o un “Adiós, bandidos, terroristas”? ¿No queremos muy pronto, acaso, una puerta abierta para el diálogo y luego el abrazo como hermanos? ¿Dónde está el pretendido cristianismo del máximo prelado que en lugar de perdón pide el castigo? ¿Cuál es el papel de mediación que espera hacer la iglesia? La sal parece que se ha cambiado por el ácido. ¿Será que la terapia de la psicología para cualquier negociación, ahora, es la amenaza y el insulto?

Las farc se han ido al monte, han volado convoys, pueblos, han secuestrado, han cambiado en la selva de la guerra sus ideales por la coca y la barbarie. Nadie les quita lo “bailado”. Ellos, también, -como las auc- han cavado fosas y han desaparecido gente y han acabado con familias, niños, árboles y ríos. Pero son también seres humanos y tienen la posibilidad de volver a la civilidad de donde salieron. Así lo reconoce el gobierno en sus cuñas cuando ofrece a los alzados a las armas que deserten.

¿Será que la marcha del CONTRA, el martes en la mañana producirá el anhelado fruto que se pregona? ¿Que se acaben las farc por arte de magia y los secuestrados aparezcan en el recodo en helicópteros y aviones… y sigamos el miércoles con el odio, el narcotráfico, las auc, el eln y promovamos otra marcha el jueves contra ellos? 04-02-08

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