viernes, marzo 14, 2008

SERGIO FAJARDO

SERGIO FAJARDO : FE ES CREER LO QUE VEMOS

Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
leoquevedom@hotmail.com

Sergio Fajardo, un muchacho de unos 38 años, con bluyin azul, sin saco, que acaba de terminar su mandato como Alcalde de Medellín, nos predicó anoche lo que significa fe hoy en día. Ya no es andar con una cinta negra por venda en los ojos en la vida y creer que con una oración podremos saltar abismos y comer sin fondo. En una conferencia sobre “Compromiso y liderazgo” en el Centro Cultural Comfenalco Valle, nos convenció de su obra con palabras, gestos y video. Allí estaba el “padre” Juan Francisco Sarasti.

Fe es tener un sueño, unos principios férreos en qué apoyarse y ponerse a trabajar sin pensar en si es difícil o si alguien vendrá a poner una bomba. Es cuidar el sueño sin descanso, y no esperar un año o dos para poner la segunda piedra. Es enunciar claro el proyecto que se tiene, mirar a los ojos sin mentira, seguir el camino y luego actuar con coherencia. “Es como explicar un teorema con sus axiomas y aplicar la fórmula adecuada sin dejar que los políticos o los abogados lo retuerzan”. No es salir a la calle a simular la venta de un lote que no existe y negociarlo. No es remendar un salón de colegio para decir que se arregló la escuela. Es no vender los principios a pedazos por puestos o prebendas del gobierno. Es incluir a todos, empezando por los más pobres, porque lo principal es recuperar la dignidad del hombre.

¿Quién así no convence? ¿Quién mintió cuando dijo que en Colombia no hay quien piense y que no hay candidato preciso para llegar a presidente? Fajardo hablo más de una hora y jamás su voz se quebró para ofender o dar un dato equivocado o guardar un as en una corbata que no usa. Habló con transparencia, sin melosidad y sin melindres mojigatos. No pareció medir como matemático sus palabras pero nos dio la lección de su gobierno con productos realizados. No sonaban huecas sus razones y lucieron tejidas con la lógica de los hechos.

Basó su gobierno en no tener hambre con el presupuesto, destinándolo por completo a curar la violencia sin reservar un peso para los lagartos y corruptos. Generó confianza distribuyendo obras de bella arquitectura en los sectores más bajos, para que quienes nacieron en medio de la sangre y el narcotráfico, cambien su ambiente y vuelvan la cara a la esperanza. Convocó a los docentes y reconoció su esfuerzo, los dotó de amplias y modernas edificaciones, con bibliotecas, comedores, salas inteligentes y quitó barrotes y muros de la infamia. Confió en la comunidad y nadie las ha robado ni las paredes tienen consignas que la ensucien.

Al final, nos dejó perplejos cuando una tras otra nos mostró en dispositivas el antes y después de las obras realizadas. Bibliotecas, parques, colegios, avenidas. Riqueza contra pobreza, limpieza contra suciedad, monumentos y conjuntos armónicos contra desolación en el paisaje. ¿Y la gente? Cada día que se vive en la ciudad los niños juegan en escenarios al aire libre o bajo cubierta con mirada al horizonte, el panorama de violencia está cesando y la campaña de educación produce el fruto.

El auditorio estaba reventar. La dirigencia de Cali y del Valle escuchó sin parpadear.¡Qué ejemplo y qué respeto mostró Fajardo en su discurso! No comparó, no señaló, pero nos dejó pensando que podemos salir de la desesperanza.16-02-08

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